Esa mínima y a la vez simple idea de perfección me da escalofríos (por no decir nauseas). En lengua estamos dando cuentos de E.A.P y uno de ellos se llama "El corazón delator": cuenta la historia de un hombre con un importante grado de locura el cual vive con un viejo y este último tiene un defecto en la cara, tiene un ojo raro, de vidrio, no recuerdo bien, y era algo que al loco lo sacaba de sus casillas entonces lo terminó matando por ese insignificante rasgo; un ojo malformado. Bueno, yo la mataría por sus cejas perfectas, y por esos ojos verdes que me dan ganas de arrancárselos con un tenedor y que ÉL me mire a mí y solamente a mí.
(Quédense tranquilos.. no la voy a matar, porque al final del cuento el hombre se confiesa ante la policía ya que tras cortar al hombre en 200 pedacitos y esconderlos debajo de la cama, sentía su corazón latiendo. Miren si siento latir el corazón, me delato y voy presa! ¿Por tal causa? No, no vale la pena, ni que pensarlo!)
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